Alguien dijo una vez: "Si lo que buscas es un resultado distinto, no hagas siempre lo mismo". No hay más secreto que ése. Cambia de costumbres. Reinvéntate. Haz una lista con las cosas que vas a hacer y hazlas. Olvídate de todo lo anterior. Déjate al suplente en el espejo -como dice la canción- y quítate el bozal y las orejeras, y observa todo el camino que tienes alrededor. O mejor: todo el paisaje que rodea el camino que tú creías que era el único que podías seguir. Coge campo a través, párate a mirar lo que hay por delante, busca atajos, abre nuevas veredas. Olvídate de todo lo que dabas por seguro. Porque el futuro no tiene por qué ser (o sólo lo será si eso es lo que tú quieres) una repetición infinita del pasado. Lo que ha quedado atrás es algo que está andado, algo que ya conoces, pero hay mucho más, mucho que no conoces, muchos años por vivir y mucha gente nueva a la que conocer. Acuérdate de aquello que una vez te contaron: aquel monte que tiene dos caras diferentes, y en una pega siempre un sol insoportable, mientras que la otra es verde y crece hierba y hace incluso fresco. Acuérdate de eso, porque así es un poco todo: porque ahora mismo estás en lo alto de ese monte y porque das por supuesto que la bajada será como la subida. Sol, calor tropical, piedras, arena, bochorno, aburrimiento. Verás que sorpresa te vas a llevar cuando descubras lo que hay al otro lado.
