jueves, 7 de agosto de 2008

Jugar el juego


Jugar el juego consiste en mostrarse interesado, pero no demasiado. En mostrarse cercano, pero no más de la cuenta. En no parecer nunca posesivo, ni absorbente, aunque por dentro lo quieras todo de la otra persona y estés también dispuesto a darlo todo tú. Porque no es más que eso, un juego. En el momento en que te abres al otro y te haces transparente (lo sabes por experiencia) estás perdido, pasas a la lista negra de los indeseables o de los medio maníacos. Dar, pero dar poquito y con cuentagotas. Recibir con prudencia, como el que nunca espera lo que va a recibir. No exigir nunca. Incluso aunque uno sepa que esto es como un contrato, y que en los contratos todo se basa en eso: derechos y obligaciones, expectativas que una y otra parte se comprometen a cumplir de antemano. Jugar el juego es, en cierto modo, poner siempre el yo en primer lugar. Y saber que el otro, en un momento dado, va a hacer eso mismo: pensar primero y sobre todo en él mismo. "Lo primero soy yo, y después yo, y después de eso, yo", te dijo una vez alguien y te sonó horroroso. Pero era sincera: es igual en todo el mundo. No puedes contar con nadie. Porque nadie está ahí nunca cuando estás solo y jodido, y a ti ya no te quedan ganas de jugar el juego.

2 comentarios:

Relevando a Lara dijo...

Berbel: hoy sólo quiero darte las gracias porque fue por leerte que me animé a hacer mi blog y con apenas tres días, he recibido muestras de cariño que hacía muuucho tiempo no recibía. Hoy te comparto por lo menos una de las sonrisas que esto me ha arrebatado, ojalá la recibas... con mucho cariño, Lara. Visítame tú también a mi...
http://mereceralara.blogspot.com/

Berbel dijo...

Gracias a ti, Lara, por seguirme...

Me apunto la dirección de tu blog en favoritos ;)