jueves, 7 de agosto de 2008

Limpieza étnica

Y ahora me pregunto ¿cuántos niños especiales -no normales, o no convencionales-, niños con una sensibilidad especial, con una creatividad especial, o niños que sencillamente no encajan o no encuentran su lugar entre la grisura de los otros niños, son obligados cada día por sus padres a ser normales, a integrarse, a encajar? Es un tema difícil, porque no hay a quien culpar: los padres sólo quieren lo mejor para ellos, que formen parte de la sociedad cuanto antes, que sean "populares", amigos de todo el mundo, niños sanos y felices. Pero la cosa no funciona así: esos niños sufren, haciendo cosas en las que no se ven, que no quieren hacer, y el resultado no sólo es alienante respecto a los demás (que ven todo ese esfuerzo y te catalogan como un bichito raro) sino hacia uno mismo (que ya no sabe quién es ni quiere ser: si uno mismo, o ese que no es él, pero que sus padres le empujan a que sea). ¿Cuántos niños pierden esa conexión íntima con su propio ser -su personalidad- por culpa de unos padres que quieren que sea lo que el niño no es, y lo colocan en una encrucijada en la que sólo caben dos opciones: fingir o perderse? Y así comienza todo.

No hay comentarios: