jueves, 24 de julio de 2008

Definición del vacío

Se supone que el vacío no se puede definir. Precisamente porque es eso, el vacío. Pero los TLP sí que podemos: nos hemos criado en él, hemos crecido con él, y en él vivimos. No es una sensación, ni es un sentimiento que nos haya llegado en un momento dado de la vida. De una forma u otra, siempre estuvo ahí. Y no ha habido nunca -como ha tenido el resto de la gente- un puerto al que amarrarse: una personalidad o una imagen propia y clara en la que mirarse, con la que medirse. Tampoco la familia: porque todo nació ahí, porque cuando uno ni siquiera sabe con certeza quién es, no puede sentirse miembro de una familia, ni miembro de nada. Es siempre el bicho raro. Lo mismo con la gente. De joven, con los amigos, o más adulto, cuando encuentras un trabajo. Con tu pareja, incluso: no te sientes igual, temes el abandono, llegas a forzar cualquier situación y enrareces al máximo el ambiente cerrado en que vives con ella, porque tienes miedo a no ser querido. Porque íntimamente te sientes siempre así: material de segunda, defectuoso, indigno.

Así que el vacío es eso. Pasearse por la vida sin una sola referencia de nada. En una completa sensación de irrealidad que empieza, por supuesto, por no saber quién demonios eres tú. Dicen en los síntomas de nuestro trastorno que es una sensación. Ojalá. Pero no: es una certeza. Y además, terrorífica. Y con ella tenemos que vivir día tras día.

3 comentarios:

Tóxica dijo...

Totalmente de acuerdo.

Anónimo dijo...

No me queda otra, que decirte que odio el vacio que siento...

Lo explicaste exactamente como es, algo realmente dificil de hacer.

Cuidate mucho y sigue escribiendo :)

Franky dijo...

Berbel, te he leído todo el día, en uno de esos no muy buenos que solemos tener los tlp's y que tú tan bien conoces y describes. Ahora quisiera que le sobraran horas a este miércoles que para ti ya es jueves para continuar leyendo pues me he identificado en cada palabra, en cada frase de tu blog y quise darte las gracias porque hoy, sin saberlo, llenaste un gran vacío como el que aquí describes: el mío.