jueves, 17 de julio de 2008

Insight


Lo peor de todo no es que el tío me cobrara 150 euros por sesión. Ni tampoco que apenas me dejara hablar (con lo que las sesiones terminaban convirtiéndose en largas peroratas suyas sobre trivialidades pseudofilosóficas que se supone que me iban a salvar la vida). Lo peor de todo es que no tenía nada que ofrecerme, y eso se hizo evidente ya desde la segunda o la tercera sesión, y aun así seguí yendo, y dándole la oportunidad de seguir con una terapia que, claramente, no iba a servir para nada.

Un día me preguntó "¿Tú sabes qué es el insight?" Algo de inglés sí que sé, así que le respondí: "La capacidad de mirarse uno por dentro" "¡Error!", me gritó el psiquiatra, con esa sonrisa de suficiencia con la que me trató durante toda la terapia "Ese es un fallo frecuente de traducción que la gente comete: el insight es el reconocimiento íntimo de cómo es uno por dentro. Y una vez que consigas eso, todo lo demás vendrá solo."

Pero no viene solo. Uno puede ser muy consciente de lo que le pasa, de qué enfermedad tiene, y eso no le ayuda a superarla: necesita médicos, necesita fármacos. Necesita alguien que lo guíe desde fuera, que se enfrente al problema con él desde otra perspectiva. Se necesita también, doctor Truzman (y para eso le pagaba yo a usted) un poquito de outsight: eso que los llamados "profesionales" parecen hasta ahora incapaces de darme.

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