Hoy me he despertado y no podía moverme. Me he quedado en la cama, tieso como una estatua, haciendo lo imposible por volver a dormirme. Había tenido un sueño raro: soñé que estaba en la cama y que, a mi alrededor, se me iban amontonando pilas de libros, no muy grandes, cuatro o cinco libros, y en la cama yo tenía cada vez menos espacio. Luego me he despertado y me ha parecido que tenía por delante un día demasiado largo. Como ayer. Como mañana. Porque todos los días son iguales y las horas no pasan. Y cada día es idéntico a lo que fue el día de ayer y a lo que será mañana.
miércoles, 16 de julio de 2008
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