martes, 1 de julio de 2008

Nadie me echará de menos

Y no es una frase hecha: no ocupo ningún sitio en la vida de nadie. Aquí estoy, cayéndome a pedazos, y en realidad a nadie le importa una mierda. Nadie llama. Nadie hace nada. Nadie me echa una mano. Todo el mundo sigue con sus preocupaciones, su vida cotidiana, su familia, sus cosas. Yo ya no existo. Da igual cómo me sienta. A nadie le importa un carajo, en realidad.

El karma es una mierda. Hay gente por la que creo que he hecho (o por la que he hecho, directamente, qué coño) todo lo que he podido, a los que les he dado todo lo que he tenido, y que ahora me responden con silencio y hasta con desdén. Si es que responden. Insultos, agresiones, comentarios que no puedes creerte que vengan de alguien que dice que una vez te quiso. Y por quien hiciste una vez todo lo que pudiste, y de corazón, porque sentías que sus problemas eran también los tuyos.

Nadie me echará de menos. Nadie se acordará de mí pasado un tiempo. Y está bien que así sea: no quiero que se cuelguen conmigo la medalla de la compasión, o incluso de la pena. Que se cuelguen, si acaso, la medalla de la vergüenza (aunque sé que ellos nunca lo verán así), la medalla del egoísmo, de quien sabía lo que estaba pasando y prefirió mirar hacia otro lado y no hacer nada. Solamente mirar. Y juzgar, cómo no. Y sacar conclusiones morales de todo esto.

Todo, menos ayudar.


1 comentario:

Luis dijo...

Eres una gran persona tio, llega tarde pero animo.