jueves, 26 de junio de 2008

Como una planta seca

Quizá el problema (el error, el imposible) sea empeñarse ahora en recobrar la más mínima ilusión. Ahora es el momento, más bien, de recogerse, de dejarse vivir, y dejar pasar los días como si uno fuera ese juguete roto que ve pasar la vida desde el fondo del escaparate. Ya lo hice una vez, y funcionó: me levantaba y me daba cuerda, y el resto del día eran horas vacías que se llenaban con las mismas horas. No intentaba pelear. No había nada tampoco por lo que pelear. Pero no había sufrimiento, por lo menos: las cosas de los otros te traían y te llevaban, y terminabas viéndolos a todos como a bichitos curiosos que coexistían contigo por ahí, sin mucho molestar, sin aportarte tampoco demasiado. Y de esa indiferencia acabó surgiendo algo, lo que sólo un poco antes te parecía imposible. Renaciste, aunque fuera para morir otra vez. Esta vez, cuando renazcas -si es que eso pasa por fin- ponte un traje de astronauta y una escafandra bien grande, y asegúrate de que vas bien armado antes de exponerte salir a la calle. Por lo demás, no hagas nada ahora: hiberna, mira las cosas desde fuera, ve dejando que todo lo que tiene que irse se escape lentamente por el sumidero y luego echa un buen vaso de desatascador. Que se limpie todo, por dentro y por fuera. Que otros tomen por ti las decisiones. Que todo pase. Sin prisas. Pero ya.

2 comentarios:

Paradise Lost dijo...

berbel, maravilloso tu blog. Cada palabra, cada frase es para leer y releer. Gracias.

Berbel dijo...

Gracias a ti por estar ahí y leerme, Paradise ;)