jueves, 26 de junio de 2008

La rabia no vende

Deberías saberlo ya. Trabájate la pena, o intenta ser más pasivo, no decir lo que piensas, ni que sepa tu mano derecha qué da -o cuánto da, o a quién da- tu mano izquierda. No pierdas la paciencia ni aunque hables y hables, y repitas una y otra vez lo que quieres decir, y a nadie parezca interesarle un carajo, o nadie escuche, o te miren como si siempre repitieras lo mismo. Ensaya, si hace falta, la indiferencia... o hasta la sonrisa hipócrita. Desarrolla tu cinismo. Aprende a convertir las emociones en literatura, en bonitas palabras con las que acorazarte un jardín para ti solo, un invernadero donde convertirte tú mismo en invierno. Utiliza a los otros como figuración, según te venga bien, y sin que se den ni cuenta. Cónstruyete tu propio paraíso privado donde cada cual sea sólo una pieza de la vida que tú quieres para ti.

Aprende, coño.
Cuando es tan evidente que hasta el más idiota lo sabe hacer, y lo hace, y sobre eso se construye una vida.


No hay comentarios: